La tipografía, desde su punto de vista formal, y también del conceptual, no es ajena a estos condicionantes de la comunicación y el entendimiento. Y es ahí donde entra nuestra propuesta. La simple demostración de que todo concepto puede ser disociado de su idea original con un simple movimiento de ojos. Una palabra puede ser dos. O ninguna y ser una. Pasar de ser formas a conceptos.

Jugando con los puntos de vista, en lo tridimensional se ve bidimensionalidad. Sacar de contexto la tipografía, un contexto que por su natural funcionalidad, la de formar palabras, siempre la ha situado (a la tipografía) en el terreno de lo plano.
Una manera de hacer reflexionar a quien quiera mirar. Una manera de demostrar lo dicho en la introducción. Un mismo mensaje puede tener tantos significados como receptores encuentre. Incluso más, dependiendo de los canales. Y eso se traslada inmediatamente a la realidad social, en lo político, en lo espiritual, en lo cultural.
2 comentarios:
muy bien, chaval, mira tú qué bonico!!!!
;)
Que macu!!! :D
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